Editorial, La Tercera
Carece de sentido, por lo tanto, que el Estado ingrese a una actividad que funciona satisfactoriamente, pero es aún más inexplicable que lo haga de forma arbitraria, simplemente obedeciendo a criterios subjetivos de descentralización, con la creación de un centro por región, con independencia del número de sus potenciales estudiantes.
Dejar un Comentario